Gracias obtenidas por Francisco Palau

 

La Iglesia desde hace siglos antes de proceder a la beatificacióncanonización de un siervo de Dios, exige signos especiales de la acción divina, que suelen llamarse "milagros". Hoy en la normativa canónica, además de la heroicidad de las virtudes, se requiere ordinariamente un
milagro para la beatificación y otro para la canonización.
 
En el año 1955, tuvo lugar en BogotáColombia, la curación milagrosa atribuída a la intercesión del Padre Francisco de Jesús María José, PalauQuer, en la persona del Señor Leoncio Godoy Méndez, maquinista de la red nacional de ferrocarriles de la República de Colombia, de 47 años de edad.
 
Milagro para la Beatificación
 
El señor Leoncio sufrió un accidente ferroviario muy grave. Lo trasladaron a la clínica "Bogotá" (Bogotá) donde ejercían su apostolado las Carmelitas Misioneras. Al señor Leoncio, entre otras cosas, le hicieron dos operaciones de cabeza, muy serias. La segunda se la hicieron a vida o muerte.
Después de esta segunda intervención el pronóstico del cirujano, Dr. Mario Camacho Pinto, fue desesperante:
“No había nada más que hacer, sólo un milagro lo podía salvar, el enfermo moría”.
Así lo comunicó a la familia y a la clínica.
 
Los familiares y las Carmelitas Misioneras intensificaron sus oraciones al Padre Francisco Palau, pidiendo la curación del enfermo. Y milagrosamente quedó "sano de un imponente hematoma sub-dural post traumático, localizado en la región frontal-parietal izquierda intracraneana, complicado con una hemorragia masiva endocraneana, irrefrenable y en profundo estado de coma". La curación fue radical y total.
 
El proceso ordinario de dicha curación se instruyó el año 1960 - en la Curia arzobispal de Bogotá; en el año 1980-1981, se llevó a cabo el procesocomprobatorio. La autoridad de ambos procesos fue reconocida en la Congregación de las Causas de los Santos, Roma.
 
En el 17 de febrero de 1984, la Congregación de las Causas de los Santos aprobó la validez del proceso de la curación milagrosa de Bogotà.
 
El 5 de enero de 1987, el Postulador general, padre Simeón de la Sagrada Familia, ocd, firmaba la cronología de la curación milagrosa y se preparaba el SUMARIO. Con esto inicia la etapa final de la Beatificación del Padre Francisco Palau y Quer.
 
El 8 de febrero de 1988, siguiendo los pasos de tal Proceso, el Papa Juan Pablo II, en presencia de los Señores Cardenales, declaró:
Que consta del milagro hecho por intercesión del Venerable Siervo de Dios Francisco de Jesús María José, en el siglo Palau y Quer, o sea, de la rápida, perfecta y estable curación del señor Leoncio Godoy Méndez, de "un imponente ematoma sottodurale post-traumtico di vecchia data, complicato daemorragia irrefrenabilestato di coma profondo ".
 
Y quiso Su Santidad que este Decreto se publicase y se registrase en las Actas de la Congregación de las Causas de los Santos. La Beatificación del Padre Francisco Palau y Quer, ocd, por su Santidad Juan Pablo II, tuvo lugar el día 24 de abril de 1988, en la plaza San Pedro del Vaticano.
 
 
Otra gracia atribuida a la intercesión de Francisco Palau
Declaración de doña Josefa Pardines acerca de la curación instantanea de la mano enferma de "sinovitis estenosante" del flexor del tercer dedo de la mano derecha.
 
Desde hace algunos años -aproximadamente tres años- venía sufriendo fuertes contracciones en el dedo medio (tercero) de la mano derecha, lo que me resultaba penoso y me impedía desarrollar las labores de casa en mi hogar.
 
Fui al médico en enero de 1988. Me visitó el Dr. Manuel Burdeus Ferrer, traumatólogo.
 
Diagnosticó SINOVITIS ESTENOSANTE del dedo medio de la mano derecha. Me recetó una cura anti-inflamatoria para dos meses. Al cabo de los cuales me volvería a visitar. Me indicó, ya en aquel momento, la necesidad de una operación quirúrgica del flexor del tercer dedo enfermo.
 
Seguimos escrupulosamente las indicaciones del Dr. Burdeus, sin obtener ninguna mejoría.
 
El 24 de marzo del mismo año, acompañada por mi esposo Rogelio Mir, me hice visitar de nuevo, en la Clínica Quinta de Salud "La Alianza", Barcelona, por el mismo Dr. Manuel Burdeus Ferrer. Se cumplían los dos meses del tratamiento prescrito, pero sin notar mejoría alguna. El Doctor me confirmó por segunda vez la necesidad de operarme. Conformes con el Doctor, hicimos los trámites necesarios y se fijó la fecha de la operación para el día 28 de marzo de 1988.
 
De vuelta de al Clínica, y una vez en nuestra propia casa, mi esposo y yo programamos lo referente a la Consulta Podólogica, avisamos a  los clientes y llevamos a cabo otros trámites, en vistas a mi operación y  a la dicha post operación.
 
El día 25 de marzo se impone lo imprevisto: mi esposo, Rogelio Mir, amaneció con gripe.
 
El día 27, domingo, mi esposo seguía con la fiebre gripal. Este día por la tarde el estado febril se manifestaba agudo. Por lo tanto, llegaba el momento de tomar decisiones pertinentes a mi operación del día siguiente. Tal como estaban las cosas me era imposible ingresar en la Clínica . Mi esposo, obviamente, no podía acompañarme, ni yo podía dejarlo solo con la fiebre gripal. Ante este panorama nos pusimos al habla con la H. Mª. Pilar Herráez Vegas, Carmelita Misionera, Supervisora General en la mencionada Clínica Quinta de Salud, "La Alianza" de Barcelona. A ella le comunicamos los inconvenientes que se habían presentado y le rogamos que se anulase la operación en la fecha indicada (28 marzo), suplicándole informase al Doctor Manuel  Burdeus oportunamente.
 
A primeros de abril, pasada la gripe, mi esposo  visitó "La Alianza" por asuntos estrictamente personales. No faltó el saludo a la Comunidad de las Carmelitas Misioneras. Las Hermanas  hablaron de la fiesta de la Beatificación del Padre Fundador, Francisco Palau y Quer, en la Basílica San Pedro de Roma por el Papa Juan Pablo II, el día 24 de abril, y de la "Peregrinación" que salía de Barcelona para Roma por tan fausto acontecimiento. Con insistencia las Hermanas nos invitaron a tomar parte en el viaje y peregrinación. El proyecto, de momento, no nos enfervorizó demasiado, habíamos visitado Roma en otras ocasiónes. Pero más tarde, en nuestra casa, reflexionando sobre el grande acontecimiento, y viendo que no teníamos adquirido un nuevo compromiso sobre la fecha de mi operación, cambiamos de ánimo y con entusiasmo creciente nos inscribimos en la peregrinación "P. Palau", Barcelona-Roma para tomar parte en la solemne Beatificación.
 
La peregrinación, en autocars, partió de Barcelona el día 22 de abril. Entre los peregrinos había unas cuantas Hermanas Carmelitas Misioneras, entre ellas la H. Mª. Pilar Herráez, las que se encargaban de animar el viaje. Con el libro del peregrino en mano tuvimos ratos de alabanza a Dios e invocamos la intercesión valiosa del P. Palau, nuestro coterráneo. Todo muy hermoso. Pero a ratos, la fuerte molestia de mi mano, me restaba la participacion activa, aunque, ciertamente, me unía a la oración del grupo por todas las necesidades de la Iglesia, de España y del mundo.
 
Hitos importantes de la  gracia milagrosa
a la señora Josefa Pardines Cortada, por intercesión
del Beato Francisco Palau
 
el 24 abril 1988
 
Llena de fe y confianza, de corazón a corazón con el nuevo Beato, le presenté mi mal.
 
En el propio momento de la Beatificación del P. Palau, la señora Josefa Pardines invocó con fe la  ayuda y protección del nuevo Beato. No necesitó fórmulas especiales. El corazón fue el lugar del encuentro con Dios y con su fiel servidor EL BEATO PALAU. FUE UNA ORACIÓN DE PETICIÓN LLENA DE CONFIANZA Y DE AUDACIA, como un "hablar a solas de corazón a corazón" de espíritu a espíritu, del suyo al del Beato Francisco Palau, glorificado por la Iglesia, "su cosa amada", como él la  llama.
 
La señora Josefa nos lo cuenta con sencillez:
-"La plaza de San Pedro tenía un aspecto hermoso. Los tapices nos hablaban de los nuevos Beatos. Nosotros, fijamos nuestra atención en el tapiz, todavía cubierto, del P. Francisco Palau. Sentados en nuestros puestos esperábamos impacientes la llegada del Santo Padre, y demás Obispos al altar, ya  preparado  de frente a la Basílica.
 
Llegó la hora exacta. Una señora tenía en su brazo cuatro objetos... Era como portadora del mensaje de otras tantas personas que imploraban gracias de cada uno de los cuatro nuevos Beatos. Esto fue para mí como un retoque de inspiración y de elevación del corazón hacia el P. Palau. Pero el fuerte de la oración fue en el preciso momento en que el Papa, Juan Pablo II, con las palabras propias del ritual, declaraba Beato al Padre Francisco Palau y Quer, de Jesús María José. Mientras descubrían el tapíz, fue  cuando sentí fuertemente una llamada interna que me impulsaba a pedir al Beato Palau la curación de mi mano. Lo hice con grande fe y devoción. Sin titubeos, con plena convicción y confianza.
 
“Desde mi interior hablé tú a tú con el Beato Padre Palau :  Soy Pepita tengo este dedo enfermo; es un mal que me  molesta mucho, me estorba e impide el ejercicio cotidiano de mis deberes como esposa y ama de casa. Te pido, ¡Beato Padre Palau, que me cures! ¡Padre Palau, cúrame'!" y así fue, quedó sanada.

Era el 24 de abril de 1988, en el preciso momento de la Beatificación del P. Francisco Palau y Quer, de Jesús María José, ocd. por SS. Juan Pablo II, en la Plaza de San Pedro, del Vaticano, y por la intercesión del nuevo BEATO PALAU, la señora Josefa Pardines Cortada FUE AGRACIADA CON LA CURACION INSTANTANEA, RADICAL Y TOTAL de la Sinovitis Estenosante del dedo medio de la mano derecha. Desde entonces la señora Josefa gozó en vida  de la normalidad más absoluta. ¡Gloria a Dios en sus santos!
 
Retorno y "Comunicacion de vida"
 
La señora Josefa no sintió cosa particular o especial en su mano en el momento preciso de la curación. Todo fue hermoso, grande y sencillo, pero sin ruido o espectáculo externo.
 
Se percató de la curación total , de modo evidente y cierto; confirmó  la curación en el comedor del Hotel, cuando casi instintivamente, alargó la mano, para coger un pedazo de pan. Verdaderamente vio que la mano había recobrado fuerza, flexibilidad normal y capacidad de movimiento... y sobre todo ya no le hacía daño. Se había curado totalmente.
 
En el comedor también se lo hizo notar a su esposo y compartió con él la hermosa experiencia: Le dijo: "Mira Rogelio mi mano tiene fuerza, mi dedo flexión, lo puedo estirar con normalidad, se lo he pedido al Beato Palau y me ha curado," pero, como es obvio, se lo refirió con más detalles después de la comida. Su esposo fue el primer testigo de su curación. Ambos decidieron guardar silencio sobre el hecho "milagroso" por un tiempo prudencial.
 
Según programa, en la vuelta a Barcelona, los mismos peregrinos - ida y vuelta - viajaban en el mismo número de autocar. La fiesta, el júbilo, el agradecimiento y la relación de experiencias les acompañaron durante todo su viaje de retorno. La experiencia de la señora Josefa era singular, distinta de todas las demás, era extraordinaria dentro de su sencillez y veracidad. Lo ocurrido era algo insólito, algo nuevo y prodigioso. El dedo medio de la mano derecha estaba curado. Completamente curado. Bis a bis se lo comunicó a Hna. Mª Pilar Herráez, cm. Estaba radiante... "Pero de momento se nos  pedía reserva prudencial sobre la curación que creíamos ser cierta y verdaderamente milagrosa".
 
Vueltos a Barcelona a los señores Mir Pardines les faltó tiempo para contarles todo a sus hijos que pudieron ver y palpar lo acaecido con la consabida alegría de todos..."Todos lo celebramos mucho, dice la señora Josefa, el Padre Palau había entrado  en nuestras vidas".
 
A los pocos días el matrimonio Mir Pardines, visitó la Clínica La Alianza (Barcelona). Las Carmelitas Misioneras se alegraron muy particularmente con la noticia y alabaron a Dios que se hace manifiesto en sus santos. No podiamos callar, dice el señor Rogelio Mir, ”Es la primera gracia”,  y por escrito se lo comunicó a la Superiora Provincial,entonces  H. Maria Jesús Zabalza.
 
 
Los señores Mir Pardines visitaron también al Dr. Manuel Burdeus, quien la visitó cuidadosamente, pero no dio importancia al hecho. Al contrario, le pronosticó la recaída y los dolores, ya que para ese mal el único remedio era la operación.
 
Pero la señora Josefa Pardines, no ha vuelto a tener recaída alguna. Tiene su dedo bien. Flexión normal, no tiene molestias y hace su vida ordinaria.
 
Los certificados médicos de los años 1991, 1994, 1995 y siguientes, firmados por el Dr. Manuel Burdeus, lo confirman, estaba totalmente curada. LA CURACION HABIASIDO: INSTANTANEA, RADICAL Y TOTAL.

En Cuzco - Perú

 

Señor Isaac Vargas Mercado. Cuzco , Perú.
SINTESIS DE LA GRACIA OBTENIDA POR INTERCESIÓN DEL P. FUNDADOR.
 
El señor Isaac hace así su presentación:  “Sé que para ustedes no soy nuevo, pero quiero decirles que soy Isaac Vargas Mercado. Padre de familia, en el Colegio “El Carmelo del Cuzco – Perú”. Con la gracia de Dios y el P. Palau, mi familia está constituida por Lucila Ventura, mi esposa, y mis dos hijos Anahí Aglacia e Isaac Alexander. Yo trabajo en la Universidad Nacional de San Antonio Abad de Cuzco.
 
En el año 1991, en el mes de septiembre, en el día 14, sufrí un accidente, que después de muchos meses, pude narrarlo para ustedes en un casette, cuando nos visitó un religioso carmelita (Padre Eulogio) a nuestra ciudad. Pero no me canso de decir, que fue un MILAGRO, porque quienes cuidaron de mi recuperación en este accidente, en el que sufrí quemaduras de segundo grado, también lo consideraron así UN MILAGRO DE DIOS. En esta oportunidad fue la Hermana Rosa Barrueto, quién en una visita que me hiciera, con la Hermana Jacinta Coronado, me trajeron la estampa del Padre Palau y nos dijeron que esa noche orásemos y pidiésemos por mi pronta recuperación. Esa noche lo hicimos en familia, porque al día siguiente debía someterme a una intervención quirúrgica, consistente en trasplantes de piel a diferentes lugares de mi cuerpo (manos y pie), y lo más grande de mi vida fue, cuando al día siguiente de nuestras oraciones, esta intervención quirúrgica ya no era necesaria, pues en esa noche mis heridas se habían cicatrizado, tanto que no fue necesario realizar tal intervención.
De esto lo conversamos con los médicos y personas que me atendían y me visitaban, mi esposa, mis hijos, amigos y familiares hasta ahora gozamos de esta felicidad, y no me canso de agradecer y pregonar esta gracia  del B. Francisco Palau, con quienes tengo la oportunidad de hacerlo.
 
En esta oportunidad, en la que me veo, ante vuestra comunicación, refresca en mí,  toda la gracia recibida durante mi convalecencia y la decisión de mis hijos que a la par de la primera vez, ahora también nos llenan de alegría y felicidad, sintiendo así la presencia del Señor, de la Virgen del Carmen y la ayuda y apoyo  del Beato Francisco Palau.



Gracia obtenida en Pasto - Colombia

“Historia de una gracia obtenida”.

Mi nombre es Concepción Villarreal Vargas, madre de Adriana Giset Marcillo Villarreal; a continuación voy a narrar la historia de "Una gracia" alcanzado por la intercesión del Beato "FRANCISCO PALAU, en favor de mi hija.
Hace trece años mi hija sufrió un accidente, causado por una bicicleta, en la ciudad de Sandonà, población en la cual mis padres tenían una finca. En la Semana Santa del año 1992, Adriana salió de vacaciones en compañía de mis padres, hermanos y primas. El día martes santo, 14 de Abril, la niña sale de la casa al pueblo junto con sus primas a llamarnos por teléfono, con el fin de preguntar cómo estábamos y cuándo iba yo a viajar para estar con ella. Hablamos, y al regreso del pueblo a la finca, las niñas se encuentran en el camino con un señor de aspecto tenebroso y demente, se asusta mucho y se pasa de un lugar a otro sin mirar para ningún lado; en este momento venía un ciclista a mucha velocidad, estrellándola y golpeándola contra un sardinel de la vía, de manera grave en la cabeza, raspaduras profundas en el hombro, mano y rodilla derecha; sangrando por boca y nariz.
Unos señores que pasan en ese momento por la vía, en una moto, la levantaron y al ver el estado de gravedad, inmediatamente la llevaron al hospital “Clarita Santos” de Sandoná. Al llegar allá, le prestaron los primeros auxilios, en laceraciones, y golpe recibido en la cabeza, dejándola en observación, por el delicado estado de salud en el que se encontraba y pidiendo a la abuela de la niña que estaba con ella en el lugar, la presencia de los padres. Mi papá, Luis Eduardo Villarreal, me llama ese mismo día, cerca de las seis de la tarde y me informa lo sucedido; noticia que me asusta mucho e inmediatamente le comunico a mi esposo Humberto Marcillo, quien viaja de manera urgente al pueblo, en el carro de mi cuñado Alvaro Dàvila. Llegan al hospital y al mirar a la niña en estado de gravedad deciden traerla de manera inmediata para la ciudad de Pasto, era inútil dejarla allá. El médico de la localidad le impedía trasladarla, pero Humberto no atiende la sugerencia y la trae. De no ser así, la niña hubiera muerto.
El viaje de regreso de Sandoná a Pasto, fue lento, Adriana venía mal de salud; llegando a la Clínica del Seguro Social, a la madrugada del día miércoles santo, 15 de Abril, en estado crítico, fue atendida de manera inmediata por el médico general, quien se asustó mucho al verla: presentaba hematoma en el ojo derecho y sangraba por boca, nariz y ojo. La niña se daba aire con la mano derecha, me decía que sentía mucho calor y dolor en la cabeza; una vez examinada, el médico la remitió al neurocirujano de turno, doctor Francisco Medina, y la dejó hospitalizada; una enfermera la subió a una habitación del tercer piso de la clínica y una hora después, entró en estado de coma con agitación.
 
El neurocirujano solicitó una escanografía urgente para mirar cómo se encontraba, por el golpe recibido en la cabeza; fue tomada ese mismo día en el Instituto Andino, ubicado en el Centro Comercial de Belalcázar. La niña fue traslada al lugar en una ambulancia, con oxígeno y acompañada de una enfermera. El resultado es entregado inmediatamente, era necesario operar sin espera, el golpe era grande, tenía un coágulo demasiado grande oprimiendo el cerebro, además con hemorragia interna, y edema cerebral. Ese miércoles al regreso del Centro al Hospital, llamé a comunicar lo sucedido a la Religiosa Carmelita Misionera, Margarita María Vélez, atendiendo a mi llamada la Hna. Leticia Misas, a quien le conté mi dolor y le pedí ayuda espiritual.
 
Adriana fue operada por el neurocirujano Francisco Medina y el anestesiólogo Luis Eduardo Rosales. Terminada la intervención la niña queda en la sala de observación del quirófano. (Recuperación). El doctor Medina sale, pero no se le ve tan contento, al preguntarle ¿cómo está mi hija?, me contesta: "recuperándose". Yo oraba, pedía a Dios su protección y salvación para mi hija. No había pasado una hora cuando es llamado el doctor Medina, por el altavoz, para que se presentara de manera urgente en el quirófano. Muy asustada pregunto qué pasa, a una enfermera que salía de allá, me dice: "Su hija se murió". Yo quería enloquecerme, parecía que mi vida también se iba junto a la de mi niña, me desesperé tanto; y en ese momento llega la religiosa Hna. Leticia Misas, dándome fortaleza espiritual; sus palabras fueron: "TENGA FE QUE DIOS ES GRANDE.  EL BEATO FRANCISCO PALAU, LA VA A AYUDAR".
 
Mientras llegaba el neurólogo los médicos que se encontraban en el quirófano, le prestaron ayuda. En ese momento fue intervenida quirúrgicamente por segunda vez. Sólo me quedaba confiar en la Providencia Divina. Terminada la segunda cirugía, la dejan en observación y recuperación en el quirófano. A media noche es trasladada a la pieza asignada. El diagnóstico médico no era de segura salvación, su estado fue siempre crítico. Yo tenía mucha fe. El 16, Jueves Santo, la niña durante el día, permaneció bastante agitada y en estado de coma; el médico solicita mantenerle informado de la recuperación, tomando signos vitales en forma continua. En horas de la noche presenta gravedad y el doctor solicita una segunda escanografía. La niña es sacada en las horas de la noche, de la Clínica y llevada nuevamente, al Instituto Andino, con mucho cuidado, por su estado. El resultado de esta escanografia es: edema cerebral bastante grande. Al ver los resultados el doctor Medina manifiesta que la niña necesita cuidados intensivos y para recibirlos debía ser trasladada de manera inmediata al Hospital Departamental, decisión a la que me opuse, pensé que si era llevada a ese lugar nunca más la volvería a ver viva.
 
El día Viernes Santo, 17 de Abril, llamé a la doctora Ilda Jojoa, Coordinadora de servicios asistenciales de la Clínica Maridíaz, pidiéndole que no se traslade a mi niña a otro lugar y diciéndole que yo sabía que a la Clínica habían llegado unos equipos nuevos para instalar la sala de cuidados intensivos. Le solicité que sacara lo que mi hija necesitaba para su recuperación, siendo, mi ruego de madre, atendido; la doctora Ilda, ordena sacar lo que la niña necesita y lo instalan en la habitación. Los días pasaban y yo continuaba con mucha fe, orando a Dios y al Beato Francisco Palau.
El día Sábado santo, 18, a las 9.00 pm, aproximadamente, la niña presenta crisis, con síntomas de muerte, dificultad para respirar, uñas y labios morados. Es llamado urgentemente el doctor Medina, quien manifiesta que por la parte neurológica estaba todo hecho. Una enfermera que estaba a mi lado al ver mi desesperación me dijo: "Llame a la doctora Ilda y coméntele lo que está pasando; solicítele valoración de otro neurólogo, o de una junta médica". Angustiada hice lo que me recomendaron obteniendo respuesta favorable. Solicito a la enfermera jefe que envie por los doctores Hernán Eraso, neurólogo y Vladimiro Alvarez, neumólogo; también llegaron otros médicos a observar el caso de la niña. Fue bajada de manera inmediata al quirófano, practicándole una traqueotomía y ordenando una radiografía urgente de pulmones.   Encontraron en el pulmón un coágulo pequeño que se introdujo al bronco aspirar y que le estaba causando la infección pulmonar que impedía la respiración.
 
El neurólogo le practica un cepillado de pulmones y ordena aspiraciones para sacar la infección. Durante estos días siempre me acompañó la Hna. Leticia Misas, Carmelita Misionera. Su presencia era para mí aliento de vida.  El día lunes de pascua, 20 de Abril, llega mi compañera de estudios universitarios, la Hna. Carmelita Misionera, Margarita María Vélez, quien al enterarse del estado de salud de mi hija, hace presencia inmediata en la Clínica, trayendo una "Reliquia del Beato Francisco Palau", enviada por la Hna. Mariela Ballesteros; medalla que colocó en la almohada de la cama donde se encontraba mi niña, diciendo: "En tus manos está la salvación y mejoría de Adriana". Me entregó también una estampa del Beato Francisco Palau que tiene en el respaldo la Novena del Beato y empecé a orarla desde ese mismo momento. El día martes 21 de Abril al amanecer, la niña presenta un poco de mejoría en la respiración. Afirmación médica que hacen los dos neurólogos, al pasar revisión, aunque continuaba en estado de coma con excitación. Así permaneció hasta el 30 de Abril, fecha en que los neurólogos determinaron desconectarla de los equipos: suero, oxigeno, detector de signos vitales, la T de la traqueotomía. El doctor Medina manifestó. "Hicimos todo lo que estaba a nuestro alcance, sólo hay que esperar un milagro". Se retiró de la habitación.
 
Al ver que la niña no se despertaba, pedimos remisión a Bogotá, a la Clínica del Niño - Centro neurológico, solicitud que fue atendida. El día 4 de Mayo, víspera del viaje a Bogotá, el doctor Medina ordena una tercera escanografia; es tomada en horas de la mañana, para ver cómo se encontraba, antes de remitirla. Ese mismo día en horas de la tarde, salimos mi esposo y yo a legalizar los pasajes de avión. Cuando regresamos a la Clínica encontramos un alboroto impresionante de médicos y enfermeras en la habitación de mi hija, admirados porque la niña se había despertado. Decían: "La niña habló. Es una gracia de Dios". Era una felicidad muy grande. Había pedido agua y galletas, sin embargo el viaje estaba preparado y necesitábamos que nos confirmaran el estado de salud de la niña.
 
La doctora Ilda dispuso el viaje con acompañamiento de una enfermera, por seguridad. El dia 5 de Mayo, salimos muy temprano hacia Bogotá, a la Clínica del Niño, llegando allá fue revisada la niña por un neurocirujano, como también fue revisado el resumen médico enviado. Admiraron el éxito de la operación y pronosticaron, sin embargo, que podría quedar con secuelas como parálisis total del lado izquierdo, estado demencial, desubicación de la vista, pie caído. Según los médicos, no había más qué hacer. Al saber esto, determinamos volver a Pasto. Es así como el día 7 de Mayo regresamos a la Clínica del Seguro Social (Maridíaz) desilusionados por todo lo dicho. La niña permaneció siempre con la reliquia del Beato Francisco Palau. Las Hnas. Carmelitas oraban mucho por ella y yo continuaba haciendo la novena. Tenía mucha fé en la curación total de mi hija. El 15 de Mayo es dada de alta de la Clínica, con las advertencias del médico, de que posiblemente podría sufrir alguna reacción inesperada.  Su recuperación fue lenta pero siempre buena; sale de la Clínica con traumas pero poco a poco con terapias va soltando sus extremidades del lado izquierdo. La gracia se estaba dando. Tuvimos mucho cuidado y dedicación a ella. En el mes de agosto le viene su desarrollo pero sin consecuencias, con total normalidad.
 
En el mes de Septiembre del mismo año, la niña entra a repetir el grado quinto de primaria, que por causa del accidente no pudo terminar en el Colegio Champagnat, de los Hnos. Maristas; bajo certificación médica, dada por el neurocirujano Francisco Medina, quien afirma que la niña está en condiciones de continuar sus estudios. Gracias a Dios y al Beato Francisco Palau, mi hija está curada completamente, terminó su bachillerato, inició su carrera de Psicóloga, se casó y en la actualidad es madre de una niña. Durante la gestación no presentó dificultades de salud; hasta ahora, su vida es normal, no presenta ninguna secuela del accidente. Por todo lo que hemos comentado a mi hija, sus manifestaciones son: "Siempre ayudaré a la gente, así como a mi me ayudaron".

 

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